(1) La pasión por defender

Lentamente me acercaba al final de ese espacio único dramático, sabía que era el último rincón en donde quería estar, deseaba tanto llegar y terminar, cerrar lo que por meses había estando preparando.

Cada movimiento, un sentido para mí, un dolor y amargura, un hueco de ternura y una pasión por defender.

Llegué dos horas antes (como siempre), como ansiaba estar ahí! Me temblaban las articulaciones, me dolía el estomago, el corazón latía cada vez mas deprisa. Iba a estallar, a caer, no podría hacerlo, como contenerlo si por días lo estuve esperando.

La sangre circulaba mas rápido, mientras mi pulso me traicionaba, las líneas del rostro salían como por reflejos inertes, en el fondo escuchaba una voz aún más nerviosa que la mía y disimulaba entonando una canción poca favorecida, se acerco a mí y sonreí, más que por deseo por atención. En aquel acto se anunciaba; “primera llamada” y cayó un lápiz de disfraz. Trate de huir, pero era demasiado tarde, seguí la línea de escape pero me llevó al circulo final, sin pretexto tomé de la mano a los inocentes y ansiosos del escenario pedí por vivir y dejarlo lo todo…”Segunda llamada” se escuchó entonces. El lugar estaba esperando por un desenlace el camino fue eterno, especialmente por el temblor incontrolable de los cristales de soporte.

Pesada, me sentía pesada como si cargara en mí toleradas, simplemente toneladas, hundida, enterrada y enamorada (palabras que ahora entiendo), pero que en ese instante no lo soportaba. Mareada entré a la última pieza rodeada de murmullos, quería salir corriendo al escondite más lejano posible. “Tercera llamada”, Ay ahora si no había mas, era mi última esperanza era mejor sentir que pensar… “comenzamos”…

Terminé extasiada una vez mas, todavía sentía los destellos de música en compás del largo y dulce sueño de volar. Pero este no es el último capítulo, sería matar una pasión por defender.